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Los bancos eran los templos

 -Shalom aleijem Jacob

-Aleijem Shalom Ariel

Eran de mediana edad y estaban sentados el uno frente al otro en dos de los poyetes a la entrada del templo.

-Quería hablar contigo –comenzó al más alto y espigado de los dos, Jacob- porque creo que debemos reaccionar a lo que pasó el Sabbat. Es demasiado grave como para que no reaccionemos antes de que sea peor.

-Tienes razón-contestó en un tono más sosegado su interlocutor-, desde que se tiene memoria, desde los padres de nuestros padres y más allá, ha sido en templos como éste donde se han realizado las transacciones más importantes y sobre todo dónde se han concedido los préstamos. Ha sido bajo la inspiración de Yaveh con la que se ha decidido a quién y con qué interés se prestaban los denarios.

-Sacarlos de aquí sería quitarle el carácter sagrado al dinero y permitir todo tipo de especulaciones profanas -respondió Jacob en un tono más sereno pero también más contundente, acicateado al sentir el respaldo de Jacob- Yaveh nos ordena impedirlo!

-Si, Ariel, hay que darle una lección a ese Yeshohua que se cree que puede venir a subvertir el orden divino envalentonado por unos cientos de seguidores embrujados por sus torticeras palabras.

-Qué se habrá creido? Que puede reventar los tenderetes de los mercaderes y proferir imprecaciones diciendo que no se deben hacer tratos con dineros en el templo de su padre. De “su padre” dice ese advenedizo. De un padre carpintero que tiene lo justo para vivir y que ahora debe estar escondiéndose debajo de  las piedras. Qué insolencia y qué soberbia!

-No te preocupes-concluyó Jacob, con un gesto para dar por acabada la conversación al ver acercarse a un grupo de desconocidos-he hablado con Anás y con Caifás y vamos a organizar algo definitivo contra él. No podemos permitir que se extienda la idea de que es usura el legítimo interés de los templos para el adecuado servicio a Yaveh. Te aseguro que pasará mucho tiempo antes de que alguien pueda desafiar las buenas intenciones de los que deben controlar la circulación de los denarios por el bien del pueblo siguiendo los dictados de Yaveh. Shalom aleijem Ariel

-Shalom aleijem Jacob

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