Ambientación: La Masía debe simular la casa solariega de un Hidalgo arruinado. Mesa rústica en el frente de la casa. Trillo, tridente, tinaja, barril y botas para completar el decorado. Luces de quinqués. En el interior está preparado queso, olivas, pan de pueblo, aceite, sal y un aguamanos
Personajes: Hidalgo, vestido con un sayón sencillo, representa unos 50 años. Bachiller, vestido más “finamente”, de unos 25-30 años. Leonor, mujer del hidalgo con una saya sobria campesina, en torno a los 40 años. Cura, con sotana, sobre unos 40 años. Basilia, criada, vestida más pobremente de una edad entre 25 y 30 años.
Diálogos:
(El hidalgo sale a saludar al bachiller y le abraza)
Hidalgo: -¡Albricias recordado sobrino! ¡Qué contento me das con tu regreso! ¿Trujiste ventura en tus lides de estudiante en Salamanca? No se me cuece el pan hasta saber todo lo que te ha acontecido en estos luengos años.
Bachiller: -Saludos, querido señor tío, estoy presto a desembuchar mis cuitas para vos y a contar con discreción y cordura el busilis de mi intrincada y dificultosa vida de aspirante a bachiller en la noble ciudad castellana.
(Antes de sentarse el hidalgo presenta al cura)
Hidalgo: -Espero, sobrino, que tus aventuras no hayan menguado tu memoria y recuerdes a nuestro acompañador de esta velada, nuestro señor cura.
Bachiller:-Eso está como de molde, tío, porque por muy abundosa en industrias y disparates que sea mi vida nunca tendré tan desnatado el entendimiento como para no reconocer al aconsejador prudente de mi juventud y freno para mis malicias infantiles.
Cura:-Bien está san Pedro en Roma, señor bachiller y aunque agradezco sus cumplidos le ruego evite toda afectación en su discurso, pues, a fe mía, que acá, en la aldea que le vio nacer, preferimos en mucho la simplicidad a la desmesura.
(Se sientan y antes de que comiencen a hablar de nuevo, aparece Trini, la mujer del hidalgo)
Leonor: –No es preciso que se levanten señores
(Pero el bachiller se levanta y besándola en la mejilla)
Bachiller: ¿Cómo se encuentra, querida tía?
Leonor: -No tan medrada como vos sobrino, pero aunque más vieja y bizmada aún me sostengo
(y dirigiéndose a la criada)
Leonor: -Basilia, trae el aguamanos, unas olivas, queso y vino para los invitados que aún nos quedan reales para regalarlos como merecen
Hidalgo (cuando se va la criada): -Bien, querido sobrino, llegado es el momento en que, sin más preámbulos, nos des noticias al señor cura y a mí de los vientos que corren por las capitales y la corte, de lo que se dice y de lo que se cuece.
Bachiller (después de echar un trago de la bota): -Pues han de saber vuesas mercedes que lo que va de boca en boca y aún de seso en seso es lo que, a juzgar de algunos avisados ingenios, parece ser un continente nuevo con el que tropezó un tal Cristóforo Colombo.
Cura:-¿Cómo es así que decís tropezó, señor bachiller?
Bachiller:-Así es poco más o menos lo que alcancé a columbrar, señor cura, pues cuentan que ese genovés Cristóforo o Cristóbal como otros le dicen, marino o vendedor de paños, que tampoco en eso se ponen de acuerdo los que dicen conocerlo, se lanzó con tal denuedo al proceloso Atlántico en busca de una ruta más corta con la que arribar al Oriente, que acabó engolfado en unas ínsulas que, a lo que parece, resultaron ser finalmente parte de una nueva tierra.
Cura:-Nueva prueba a mi juicio, hijo mío, de la sabiduría de nuestro señor que otorga de los yerros enseñanzas y convierte los disparates en descubrimientos.
Hidalgo:-Y decidme sobrino ¿a qué tanto alboroto por unas pocas ínsulas nuevas?
Bachiller:-A lo que pude colegir, querido tío, por un compañero de familia principal, con influencia en la corte, resulta que tales reinos de Indias, pues así osan llamarlos, ora son ricos en oro y piedras preciosas, ora extensos en tierras y naturales para trabajarlas
….Continuará…
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