Ir al contenido principal

Lagos y volcanes

 Hay quién piensa que la geografía de un país influye decisivamente en el carácter de sus habitantes. Sea como fuere, la amalgama de circunstancias históricas parece ciertamente más determinante.

Aun así, en Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, se está tentado de asociar el paisaje a ciertas reacciones que a los que vienen de fuera les resultan cambios bruscos, de la tranquilidad que inspira un gran lago a la intensa furia de un volcán en erupción.

En la ciudad de León, en tiempos preinsurreccionales,  existía un puesto callejero famoso por la calidad de sus tacos, tentempiés de origen mexicano que, dependiendo de su cantidad y su contenido, lo mismo sirven para matar el hambre hasta la hora de una comida más copiosa como para aguantar hasta el día siguiente si no puede llevarse nada más al estómago.

El caso es que el puesto era tan famoso en la ciudad que, sobre todo a media mañana o cuando se acababa la tarde, tenía una larga cola que implicaba habitualmente esperar cuanto menos una media hora.

Carlos Luís y José Benito esperaban pacientemente su turno conversando tranquilamente cuando Elpigio llegó en su camioneta ostentosa, la parqueó junto al puesto, se acercó a él con paso seguro y, sin miramientos de ningún tipo para con los que estaban esperando desde hacía un largo rato bajo el sol intenso de las mañanas leonesas de abril, le pidió a la vendedora dos de sus tacos preferidos.

Elpigio era conocido por sus actitudes prepotentes sustentadas en la conciencia de pertenecer a una de las familias más poderosas de León.

La vendedora se aprestaba a servirle los tacos demandados ya que esta situación había ocurrido con frecuencia y anteriormente nadie había osado protestar.

Sin embargo, en esta ocasión, uno de los que esperaban en la fila y que a la sazón iba armado se acercó a Elpigio y, sin mediar palabra, le descerrajó dos tiros en la cabeza que le produjeron la muerte instantáneamente.

Carlos Luis y José Benito se miraron consternados y se retiraron apresuradamente del lugar como hizo el resto de los que habían esperado tanto por esos tacos tan apreciados.

Mientras se encaminaban a la casa de José Benito que era lo que habían acordado hacer antes del suceso, Carlos Luis, que conocía a quién disparó, dijo en un hilo de voz:

-Qué le habrá pasado, él es bien tranquilo

Y es que, en Nicaragua, utilizar tal expresión para referirse a alguien es casi equivalente a decir que es buena gente. A tal punto se valora la tranquilidad y la calma ante situaciones adversas o complicadas. No es extraño si tenemos en cuenta que tales situaciones son cotidianas y que controlar la impulsividad es un factor importante de supervivencia.

No obstante, la acumulación de injusticias y humillaciones puede acabar desbordando la paciencia más acrisolada y acaban provocando erupciones como la que ocurrió aquella caliente mañana en la fila de los tacos más apreciados de la ciudad de León.

Ocurre igual que en los volcanes dónde es un cráter el que vomita la lava, siendo que, en realidad, es toda la cadena la que le lleva al punto de explosión.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los bancos eran los templos

  -Shalom aleijem Jacob -Aleijem Shalom Ariel Eran de mediana edad y estaban sentados el uno frente al otro en dos de los poyetes a la entrada del templo. -Quería hablar contigo –comenzó al más alto y espigado de los dos, Jacob- porque creo que debemos reaccionar a lo que pasó el Sabbat. Es demasiado grave como para que no reaccionemos antes de que sea peor. -Tienes razón-contestó en un tono más sosegado su interlocutor-, desde que se tiene memoria, desde los padres de nuestros padres y más allá, ha sido en templos como éste donde se han realizado las transacciones más importantes y sobre todo dónde se han concedido los préstamos. Ha sido bajo la inspiración de Yaveh con la que se ha decidido a quién y con qué interés se prestaban los denarios. -Sacarlos de aquí sería quitarle el carácter sagrado al dinero y permitir todo tipo de especulaciones profanas -respondió Jacob en un tono más sereno pero también más contundente, acicateado al sentir el respaldo de Jacob- Yaveh nos or

Kaleidoscopic mirror: Potenciados y vulgaris

  Caminaba lentamente girando suavemente la cabeza a izquierda y derecha del sendero para apreciar el color de lo que le rodeaba. A Joan le gustaba especialmente esa hora de la tarde en la que el sol parecía ceder su protagonismo y dejar que la luz tenue reflejase con más matices la naturaleza de lo que le envolvía. Los detalles, ay, los detalles -se dijo a sí mismo- cuantas veces los había pasado por alto absorbido por conseguir lo que se había propuesto en la vida. Y sin embargo con el tiempo había aprendido a reconocer que eran más determinantes de lo que su obsesión por mantener el rumbo de su vida le había permitido apreciar. Se inclinó para dejarse llevar por la visión de un lirio silvestre orillado al borde del camino y aspiró fuertemente el olor de las hierbas que le acompañaban. Era la primera vez que, en su paseo vespertino, había desconectado su potenciador y disponía solamente de su cerebro natural.   Sonrió, recordando que los nuevos hechiceros como él los llamaba,

El profesor Ferencz

  El ambiente era de una gran expectación. El profesor Ferencz iba a explicar a un selecto y reducido auditorio el resultado de sus portentosas investigaciones desarrolladas durante más de veinte años. Naturalmente en un período tan largo había permitido múltiples filtraciones a pesar de las murallas que el profesor y su equipo habían   en base a círculos concéntricos y laberintos llenos de pistas falsas y callejones sin salida- Se sabía, por ejemplo, que el profesor, un húngaro que había cambiado su nombre por su apellido para preservar el anonimato respecto a los detalles de su origen, había trabajado en los laboratorios de más de veinte países siempre buscando la mejor localización para sus epircopios , unos aparatos que captaban imágenes del pasado que fluían por el espacio. De hecho les había puesto ese nombre porque epir en griego significaba “atrás”. La idea parecía una quimera pero Ferencz estaba a punto de demostrar a sus invitados, divididos casi en partes iguales ent