La creatividad humana tiene dos caras y aplicada a la maldad puede llevarla hasta extremos que cuesta imaginar. La crueldad y el sadismo serían impensables en otras especies. Y siempre comienzan por deshumanizar al otro porque ni el más psicópata de los psicópatas aguantaría torturar a alguien a quien verdaderamente considerara su semejante. Sería un boomerang que acabaría por destruirle! En 1977 Abraham era un muchacho de quince años insertado en una familia evangélica de creencias firmes y prácticas robustas. Cuando la guardia somocista empezó a sentir que podía perder el control de Nicaragua se decidió a contratar militares de otros países que podían aplicar el terror sin peligro de que aflojaran por consideraciones de cercanía familiar o territorial. Así, sin vínculos, era más fácil despojar de humanidad al enemigo y convertirlo en un monstruo que justificase, a su vez, las monstruosidades ejercidas sobre él. Abraham tuvo la mala suerte de llamarse como el alias de un com